jueves, 6 de agosto de 2009

¿Qué hace que una persona sea homosexual?

¿Qué determina nuestra orientación sexual?¿La constitución genética, factores psicológicos asociados a la infancia o la estructura del cerebro? Los descubrimientos científicos recientes señalan que la homosexualidad se debe fundamentalmente a causas biológicas. Demás está decir que este tema ha sido siempre objeto de controversias. Están los que piensan que la orientación sexual es una decisión personal. Otros sostienen que es el resultado de influencias ambientales o traumas infantiles. Los defensores del movimiento gay mantienen que sus causas son genéticas esperando así promover la aceptación de este grupo. Para la mayoría de los científicos la orientación sexual está tan determinada como el hecho de tener ojos azules o ser de contextura delgada.
El periodista Jon Stewart, parte del equipo del programa All in the Mind dirigido por Natasha Mitchell, realizó recientemente una entrevista a 3 investigadores reconocidos por sus contribuciones en esta área: Richard Lippa, Simon LeVay y Sven Bocklandt. En este primer artículo transcribo la conversación que tuvo Stewart con Richard Lippa, profesor de psicología en California State University en Fullerton (CSUF). Son conocidos sus estudios sobre el “orden fraternal de nacimiento”. Actualmente está investigando la relación que existe entre los remolinos de la cabeza en hombres, el ser derecho o zurdo y la orientación sexual. En las próximas entradas postearé las entrevistas a Simon LeVay y Sven Bocklandt.

Richard Lippa: La gente siempre pregunta qué es lo que hace que una persona sea homosexual pero creo que la pregunta realmente es qué es lo que determina nuestra orientación sexual. Desde esta perspectiva esta investigación es tanto acerca de la heterosexualidad como acerca de la homosexualidad. Es como el Ying y el Yang de la misma pregunta. Comprender qué hace que una persona homosexual sea homosexual es también comprender qué hace que una persona heterosexual sea heterosexual. Sabemos que la supervivencia de las especies, la reproducción de la especie humana depende de la atracción sexual y por ello esta pregunta acerca de la orientación sexual es muy importante, ¿qué es lo que hace que nos atraigan las personas que nos atraen? Así que pienso que es un poco limitante el hablar de las causas de la homosexualidad. De lo que se trata realmente es de la orientación sexual en su sentido más amplio.
Me encuentro aquí en el Gay Pride en Long Beach California porque estoy haciendo un estudio sobre los remolinos en la cabeza. Los remolinos en la cabeza pueden ir en dos direcciones: o en sentido de las agujas del reloj o en sentido contrario. Esto puede sonar extraño pero en realidad existen algunas investigaciones que sugieren que los homosexuales tienen mayor probabilidad de tener remolinos – en sentido contrario a las agujas del reloj – que los hombres heterosexuales. En la investigación que estoy realizando actualmente se toma una foto digital de la parte de atrás de la cabeza de los hombres y se les solicita que llenen un cuestionario. Hemos hecho esto con un gran número de estudiantes de la universidad. Es por ello que me encuentro aquí en el Gay Pride Festival para ampliar esta muestra.
Jon Stewart: ¿Qué tipo de preguntas incluye el cuestionario?
Richard Lippa: Hay varios tipos de preguntas. Una de las preguntas tiene que ver con los hermanos y hermanas mayores que tiene la persona. Cuántos hermanos o hermanas biológicas mayores tiene y cuántos hermanos o hermanas menores. Hay un fenómeno de años recientes que está muy bien documentado que se denomina el “efecto del orden fraternal de nacimiento” según el cual el mayor número de hermanos mayores que un hombre tiene – y esto solo se aplica a hombres – mayor es la probabilidad de que sea homosexual. Esto tiene una explicación biológica. La teoría dice que cuando una madre lleva consigo un feto varón puede haber una reacción inmunológica de su cuerpo en contra de los factores masculinos en el feto y eso podría afectar el desarrollo de los siguientes fetos varones.
También se les pregunta si son zurdos o derechos. Tenemos buenas evidencias en este momento de que los hombres homosexuales y las mujeres lesbianas son en promedio más zurdos que derechos y esto es también biológico aunque no entendemos muy bien las razones de este fenómeno. Si bien el ser zurdo o derecho es en parte aprendido pensamos que es fundamentalmente un rasgo biológico. Lo interesante aquí es que se ha determinado que en los hombres el ser zurdo está asociado al remolino de la cabeza y a la orientación sexual. Existe algo biológico que une estos 3 rasgos.
El cuestionario también indaga acerca de las preferencias ocupacionales. ¿Qué tipo de trabajo te gustaría hacer y qué tipo de trabajos no? ¿Hay en efecto más homosexuales que quieren ser peluqueros y decoradores que ingenieros y trabajadores de la construcción? ¿Qué tan interesado estaría usted en ser ingeniero eléctrico, un profesor de primaria, un florista o un chofer de camión? Los estudios han mostrado que en promedio los hombres están más interesados en ser ingenieros, en promedio las mujeres están más interesadas en ser profesoras de primaria y floristas. Los hombres homosexuales son más femeninos en su preferencias ocupacionales, las lesbianas son más masculinas comparadas con los heterosexuales del mismo sexo. Estamos viendo así diferentes rasgos físicos y psicológicos que pueden estar relacionados con la orientación sexual.
Jon Stewart: ¿No lleva esto de las preferencias ocupacionales a estereotipar a la gente?
Richard Lippa: Trato de ser muy cuidadoso con mis palabras, siempre utilizo frases como “en promedio”. “En promedio” los hombres homosexuales son en cierta manera más femeninos. Eso no significa que “todos” los homosexuales sean así, hay algunos hombres homosexuales que son muy masculinos, que quieren ser ingenieros y jugadores de fútbol y pilotear aviones pero en promedio los hombres homosexuales tienen intereses más femeninos y por supuesto parte del objetivo de la investigación científica es el de encontrar qué tan marcadas son estas diferencias y cómo pueden estar relacionadas a las diferencias entre hombres y mujeres. Es precisamente aquí que entra el argumento biológico en el sentido en que algunas veces existe un paralelismo extraño entre las diferencias entre homosexuales y heterosexuales y las diferencias entre hombres y mujeres que indica que estos factores tienen que estar relacionados de alguna manera.
Más información sobre las investigaciones de Richard Lippa aquí, aquí y aquí
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La genética de la homosexualidad

The Ugly Duckling has Two Daddies

Wendell and Cass had been living together as a same-sex couple for four years when they became parents. In the beginning of their relationship, officials tried to keep them apart, but the lovebirds couldn’t stay away from one another. The first chance they got, Wendell and Cass were back together, defying society’s expectations. Yet, soon after the couple became parents, the same officials who tried to separate them were praising their parenting abilities. Not the typical response from authority figures, but then, Wendell and Cass aren’t your typical gay parents: they’re Chinstrap penguins, and the officials who followed them so closely were the keepers of the New York Aquarium. (“They’re in Love. They’re Gay. They’re Penguins…And They’re not Alone” - Christina Cardoze, Columbia News Service, 10 June 2002.)
Wendell and Cass would be perfect to headline the Oslo Natural History Museum’s recent exhibit, “Against Nature?” The exhibit focuses on homosexuality in the animal kingdom, which is apparently more common than most would imagine, as 1,500 breeds of animals engage in homosexual behavior. The title of the show, of course, refers to the frequently made argument that homosexuality is unnatural.
And what a loud chorus there is singing that particular argument. According HateCrime.Org’s resource on religious right hate speech, those who have referred to homosexuals or homosexual behavior as “unnatural” include the Claremont Institute, American Family Association, Family Research Council, Americans for Truth about Homosexuality, and preacher Pat Robertson. Dr. Laura calls homosexuality “deviant” and “dysfunctional”, Anthony Falzarano of the Family Research Council refers to it as a “neurosis, Jerry Falwell says it is a “perversion”, and the medical opinion of Robertson’s 700 Club is that homosexuality is “a pathology. It is a sickness.”
Which makes the Oslo exhibit so important. It shows that homosexuality isn’t really all that unnatural. Indeed, it is a regular occurrence in the animal kingdom. The sexual behavior featured in the museum’s show is also detailed on LiveScience.com . Among the species featured on the website are the giraffe, American bison, walrus, gray whale, and Kob antelope. Almost all Bonobo chimpanzees are bisexual, and female-female sex in the species is prominent, whereas most male Guianan-Cock-of-the-Rock (a bird, not a bad pun) are bisexual, with some being exclusively homosexual.
Most notable of the species is the black swan. One-fifth of all black swans are in same-sex relationships, and one-fourth of all black swan families are headed by gay parents. That’s right, not only does homosexual coupling occur in the wild, but homosexual parenting does, as well. Frequently, male black swan couples will “borrow” a female to lay eggs for them, and then raise the brood as their own. And the young ones grow up just fine. And the homosexual parents are an integral part of the overall society. Go figure.
Of course, this phenomenon is nothing new. In his book Biological Exuberance: Animal Homosexuality and Natural Diversity, author Bruce Bagemihl maintains that homosexuality in the animal kingdom exists on all life-bearing continents and has for millions of years. Not only that, Bagemihl notes, but also “same-sex behavior in animals exhibits every conceivable variation.” Bagemihl’s contention is substantiated by numerous scientific studies and observations by other researchers. National Georgraphic, The Journal of Avian Behavior, and Nature Australia are three of the numerous journals to have reported on the occurrence of homosexual behavior among animals.
If, in fact, animals instinctively engage in same-sex behavior for whatever reason (some say it is pleasure driven, others maintain it is a form of bonding), then one can safely assume that such behavior is natural. It’s hard to imagine that radical lesbian Japanese macaques are hanging out in the wild enticing innocent young macaques with anti-patriarchy speeches, or that flaming male ostriches are luring younglings into a life of debauchery against their will with jello shots and disco music. Dolphins don’t have ex-gay ministries, and flamingoes, who also participate in same-sex couple parenting, don’t have to worry about being declared unfit parents due to their choice of a mate.
The implications of all this rampant gayness in the wild is that it casts doubt on the assertion that homosexuality is a “choice”. Animals engage in homosexuality without concern for the moral implications; it is instinctive. Could the same be true for people? Many scientists would argue “yes”. Although no “gay gene” has been identified, biological factors have been found which indicate that homosexual tendencies are predetermined. Numerous aspects of the human body have been studied to determine if there are defining factors for homosexuality, from the human inner ear to the human response to pheromones. Among the various findings:
- The interstitial nuclei of the anterior hypothalamus 3 (the portion of the brain which controls sexual impulse) in gay men is similar in size to the INAH3 of women and not straight men.
- Lesbians have cochlea amplifiers in their inner ears which more closely resemble those of men than straight women. Likewise, the “spontaneous otoacoustic emissions”, faint sounds emitted by the inner ear, are similar between lesbians and straight men.
- Many gay men have a higher number of ridges on their fingerprints.
- Gay men produce sweat with unique odors not found in straight men and women or lesbians, and other gay men are better at detecting those odors.
- Lesbians and straight men react more strongly to the odor of female pheromones than the pheromones of men.
- Prepulse inhibition, or involuntary eye-blink response, is similar between lesbians and straight men and between gay men and straight women. Such responses are controlled by the same part of the brain which controls sexual activity.
- Exposure to certain hormones while in the womb increases the likelihood of males being homosexual (and left-handed).
- On average, gay men have larger penises.
- Lesbians are three times as likely to have a sister who is a lesbian, and identical male twins have a higher rate of homosexuality for both twins than non-identical twins.
Many of these studies are controversial, and proponents on both sides of the nurture / nature debate have chimed in with criticisms and praise. Regardless of whether all the studies, of which only a few are cited above, are accurate, one can easily conclude that there are marked biological differences between gay men and women and their heterosexual counterparts. The fact that many of these differences are formed in the womb, such as fingerprints and brain formation, would indicate that homosexuality is determined before birth.
If homosexuality is predetermined, how can homosexuals be condemned for it? Our society has progressed to the point where most acknowledge biological differences and refuse to denounce those who are different on that basis. A person’s race, physical disabilities, and ethnic characteristics are largely off-limits for criticism. Should it be proven irrefutably that homosexuality is a genetic trait and not caused by circumstance, environment, or choice, then homosexuality would have to be added to the list of physical traits that are out-of-bounds for attack. How can you condemn a person to eternal damnation when he / she has no choice in the life that he / she desires?
Of course, homosexuals could deny their true nature. We do have free choice. But research has shown that such denial can cause significant psychological damage, as evidenced by the high suicide rates among gay teens struggling with their sexual orientation in hostile societies. And in modern society, as we know, we would never presume to ask others to deny their biological composition . . .
There is a downside to the idea that homosexuality is genetic, and it is straight out of science fiction: if it is genetic, then it can be cured (or at least, altered). Assuming there is some biological factor that leads one to be gay, then one can assume that science will eventually find a way to “fix” that factor. Some evangelicals have actually embraced the idea that homosexuality is genetic for this reason, so that scientists can begin to work on a way to correct the wayward genes. It’s simple . . . with surgery we’ll just tweak that part of the brain that malfunctions, there, with drugs we’ll alter the DNA strand before this kid is born, and with a bit of hoo doo magic we’ll alter the genetic composition of the person to make him or her look and act just the way we’d like. Now, isn’t that natural?
And what a slippery slope that would be. A far more rational course of action would be to accept that the Supreme Maker, God, the Spirit, Nature, the Cosmos, Mother Earth—whatever force one believes governs life—intended for there to be homosexuality. And if it was intended to be, there is no reason to eliminate it. After all, should scientists one day eradicate all signs of homosexuality in humans, they still have 1,500 species of animals flaunting “deviance” to remind them that homosexuality is natural.
I’m not a terribly religious person, but in my mind, Wendell and Cass won’t be condemned to eternal hell-fire and damnation for falling in love. And neither will the millions of deceased gay men and women who have led moral lives, had loving relationships, raised families, and contributed to the good of society. The religious right is correct when they say homosexuality is about choice. But the question is, do we have one?

homosexualidad desde el enfoque evolucionista

Este es una sintesis del trabajo que realizamos en conjunto con unos compañeros de carrera para un ramo, espero que les guste.
Homosexualidad y Enfoque Psicoevolutivo
El tema de la homosexualidad no es un tópico menor. Ésta se ha presentado desde los inicios de la humanidad, lo que se puede afirmar por la existencia de distintas evidencias de culturas que presentaban comportamientos homosexuales en el año V antes de Cristo.
A lo largo del tiempo, la homosexualidad ha sufrido distintas modificaciones, en algunas épocas ha sido admitida, en otras rechazada; en algunas culturas como por ejemplo la tribu Batak de Sumatra la impulsa y refuerza como un periodo durante la adolescencia siendo normal en el crecimiento, esto puede causarnos impacto pero es sólo una diferencia cultural, aunque marcada por una gran brecha hacia lo que es concebido como homosexualidad, un ejemplo es que en algunas culturas es perseguida y en otras, incluso, castigada. Desde siempre ha sido una conducta que incita a la reflexión, que genera cuestionamiento y, sobre todo, polémica.
Una de las interrogantes sobre la homosexualidad que aparece en forma más recurrente es la relacionada al “¿se nace o se hace?”, aludiendo a si esta conducta tiene un origen biológico o surge debido a las influencias sociales y ambientales. Por otro lado, se encuentra el persistente cuestionamiento de si acaso es una enfermedad o no.
Frente a estos dilemas, la psicología ha tenido bastante que decir, y las distintas corrientes han intentado definir tanto el origen de la homosexualidad como el concepto per se, por lo que no es de extrañar la innumerable cantidad de hipótesis que intentan explicar e interpretar esta conducta.
Aunque existan variadas hipótesis sobre el origen de esta conducta, es necesario dejar claro que no existe ninguna que sea la verdad absoluta; queda al criterio de cada persona optar por la que encuentre más adecuada.
Homosexualidad
La palabra proviene del griego “homoio” que significa mismo, y “sexus”, vocablo latino referente a sexo, es decir, desde lo etimológico la persona homosexual es quien gusta de individuos de su mismo sexo, ya sea sienta excitación erógena y/o atracción afectiva. El término es utilizado para designar tanto el comportamiento masculino como femenino, sin embargo, en este último caso se usa con mayor frecuencia el concepto lesbianismo, en honor a la isla de Lesbos donde residía Safo, poetisa reconocida por sus cantos al amor homosexual.
Para lograr una definición adecuada sobre la homosexualidad es conveniente considerar que existen diferencias con respecto a los siguientes términos: orientación sexual, conducta, desviación y perversión sexual.
En torno al término orientación sexual se puede decir éste hace referencia a la tendencia a sentirse atraído sexual y afectivamente por un objeto, siendo éste persona, objeto o situación a través de la cual se vuelca el impulso sexual (citado en Mora, P., Paredes, M., Pérez, M., 1995).
La conducta sexual hace referencia a la capacidad fisiológica inherente del animal para responder sexualmente a cualquier estímulo que sea suficiente para elicitarlo. Según Kinsey (Pérez, citado en Mora, P., et al. 1995.) sería un tipo de actividad que puede organizarse entre hombres, mujeres y hombres con mujeres; y el término homosexual describiría las relaciones, no a los individuos envueltos en ellas.
Por otra parte, el término desviación se usa para categorizar a los individuos que se apartan de una supuesta norma heterosexual, esto considerado en el sentido sociológico como un comportamiento que viola las normas. Bancroft (citado en Mora, P., et al.1995) alude que también se puede considerar criterios estadísticos y psicopatológicos.
En relación a la perversión Freud plantea que existe una disposición a ella, la que sería originaria y universal de la pulsión sexual de los seres humanos. Además, considera lo perverso como una “actividad sexual desviada del objeto y/o del fin considerado normal”. Muchos planteamientos sobre homosexualidad la consideran una perversión, una aberración, lo que favorece la tesis de la homosexualidad psicopatológica, la cual debería recibir tratamiento.
En un principio, las ideas del por qué algunas personas se sienten atraídas hacia su mismo sexo se sustentaban fundamentalmente en que la heterosexualidad era lo único natural y bueno, por lo tanto se veía la homosexualidad como una anomalía. A mediados de siglo XX la discusión acerca de la definición de este concepto tomó un tinte científico, y surgieron distintas explicaciones teóricas acerca del tema, las que se pueden diferenciar -a grandes rasgos- entre teorías biológicas, que ponen énfasis en características genéticas, fisiológicas y neuroanatómicas; y teorías psicológicas, centradas principalmente en la experiencia y el desarrollo social del individuo, dentro de las cuales se puede citar a autores como Linnhoff y Freud, quienes postulan que la homosexualidad es adquirida o aprendida.
Ahora bien, como se mencionó anteriormente, la homosexualidad en un principio era vista como una anomalía y era considerada una enfermedad. En este contexto, se llevaron a cabo diversos intentos para tratar dicho trastorno, dentro de los que destacan las terapias correctivas –las cuales usaban el reforzamiento positivo y el castigo como método-, tratamientos eméticos, tratamientos hormonales, terapia psicoanalítica –basada en la teoría de Freud, debiéndose sacar a la luz un conflicto que el sujeto había vivenciado durante su desarrollo-, terapias religiosas y morales, e incluso se llegó a practicar la cirugía cerebral, consistente en la destrucción de una parte del hipotálamo, de modo de controlar el comportamiento sexual. Esto a principios de siglo XX, ya que si consideramos antecedentes históricos anteriores a esta época se evidencia la concepción de homosexualidad como pecado, donde ésta no sólo era causa de discriminación, sino que era severamente castigada.
En parte, la visión negativa frente a la homosexualidad todavía perdura, fundamentándose en la noción de esta conducta como transgresora de algunas reglas y valores en los que se apoya un gran porcentaje de las sociedades, dentro de los más poderosos, la herencia genética y la normativa religiosa; no obstante, tras una completa revisión científica sobre el tema, en 1973 la Asociación Americana de Psicología (APA) decidió eliminar la homosexualidad del DMS, y en 1990 la Organización Mundial de Salud (OMS) la retiró de su lista de enfermedades mentales (Sapetti, 1987).
Más esto no fue suficiente, ya que se continuaron practicando terapias para “sanar” a gays y lesbianas. Frente a esta situación, en 1998 la APA emitió una declaración en la que se opone a cualquier tratamiento psiquiátrico basado en asumir la homosexualidad como un desorden mental, y en el 2000 produce otro comunicado que aumenta dicha postura.
En la actualidad tanto la APA como diversas agrupaciones y psicólogos en general, están bastantes integrados en el tema, ya no como enfermedad, sino que enfocados en la ayuda del homosexual en su aceptación y adaptación social.
Para finalizar, es necesario acotar que en la actualidad no existen Test que indiquen índices de homosexualidad.
Enfoque Psicoevolutivo
El enfoque psicoevolutivo encuentra su origen en la Teoría de la Evolución propuesta por Darwin, y está sustentado en dos de sus conceptos básicos: selección natural y adaptación.
Con selección natural se entiende que casi todas las características de una especie tienen un valor de supervivencia. Darwin reconoció que la capacidad de reproducirse de una población era mucho mayor que la necesaria para mantener su tamaño constante, y que sólo algunos de los animales que nacían eran capaces de llegar a la madurez sexual. Esto se traduce en que, a largo plazo, los animales que sobreviven están mejor equipados para vivir en su medio ambiente; además, serán estos animales quienes dejarán descendencia, por lo tanto, individuos con mejor adaptación. Cabe destacar que adaptación es un concepto que hace referencia a lo adecuado de un rasgo o característica de una población en relación a un medio ambiente en particular (Plutchik, 1987).
Siguiendo con el tema de la adaptación, diversos autores han planteado que sólo existen unas cuantas clases de este tipo de conductas. Las observaciones realizadas al respecto sugieren que durante el curso de la evolución han aparecido dos tipos generales de adaptación: las respuestas innatas, que corresponden a reacciones genéticamente programadas a ciertos tipos de estimulación, y las respuestas aprendidas, relacionadas con la capacidad de aprender de la experiencia.
La premisa principal del enfoque psicoevolutivo corresponde a que la selección natural no sólo produjo cambios en el cuerpo humano, sino que también en el comportamiento humano. En otras palabras, cualquier comportamiento que sobrevive debe haber sido conservado por ser provechoso para el desarrollo de la especie, es así como –por ejemplo- hemos integrado la capacidad de aprender de la experiencia y las emociones cumplen un rol importante en nuestro mecanismo de adaptación.
Comprensión teórica de la homosexualidad a partir del enfoque psicoevolutivo
Para lograr entender el concepto de homosexualidad bajo la óptica de la evolución, ha de tenerse en cuenta dos supuestos básicos de la teoría propuesta por Darwin: su carácter genético y su principio adaptativo. Con estos aspectos en consideración, se puede proceder a explicar la homosexualidad en función de si es –o no- heredada genéticamente y si corresponde a un mecanismo de adaptación.
Uno de los primeros intentos por explicar la homosexualidad desde un punto de vista adaptativo se halla en el libro del zoólogo y etólogo británico Desmond Morris. Este autor, al hacer un análisis del ser humano como un animal, plantea la hipótesis de que la homosexualidad es una anormalidad fisiológica funcional adaptativamente, como método natural de control poblacional. Según Morris, la homosexualidad se dispara conforme aumenta la población. Es un mecanismo de defensa que evita de alguna forma la reproducción excesiva. Sumando los homosexuales a los estériles y a los célibes voluntarios el crecimiento demográfico se controla naturalmente. Como se verá más adelante, esta teoría de finales de la década de los 60’s aún hoy en día mantiene fieles seguidores.
Sin embargo, la evidencia ha avanzado mucho desde entonces. De modo de adentrarnos al tema, se ha de considerar que estudios biológicos han revelado diferencias entre homosexuales y heterosexuales en su exposición a las hormonas prenatales (Levay, citado en Werner), estructuras del cerebro y posiblemente otras características tales como patrones de la huella digital.
Entorno a la teoría de las hormonas prenatales, se han realizado estudios descubriendo que los varones homosexuales tienen niveles de andrógenos circulantes más bajos que los heterosexuales. Las hormonas prenatales pueden afectar a la organización del sistema nervioso central: la presencia efectiva de andrógenos en la vida prenatal parece contribuir a la orientación sexual hacia las mujeres y la deficiencia de andrógenos prenatales parece provocar la orientación sexual hacia los hombres. Se puede citar también que las mujeres preadolescentes expuestas a grandes cantidades de andrógenos antes del nacimiento son inusualmente agresivas y los niños expuestos a un exceso de hormonas femeninas en el útero son menos atléticos, menos asertivos y menos agresivos que los otros niños.
Otros autores mencionan que la exposición a hormonas prenatales está relacionada a una estrategia reproductiva adaptante de una madre. Es decir, en tiempos de tensión, cuando es difícil criar a niños, puede ser adaptante tener algunos niños homosexuales que podrían ayudar a los descendientes de sus hermanos en vez de tener descendientes propios, aunque esta idea suena descabellada ha tenido una integración buena, puesto que estudios demuestran que en una familia grande se da mucho mas la homosexualidad en los últimos hermanos, lo que tiende a comprobar la hipótesis.
Dentro del contexto de la biología se puede aludir la investigación del neurólogo LeVay, quien a principios de 1990 decidió estudiar una pequeña zona en la parte inferior del encéfalo -que ocupa menos del 1% de volumen total del cerebro- de homosexuales fallecidos de sida, conocida como el núcleo intersticial del hipotálamo 3 (INAH3, en sus siglas inglesas), una zona etiquetada por muchos expertos como muy importante a la hora de determinar las tendencias sexuales de la gente.Ya, desde hacía tiempo, se sabía que el INAH3 de las mujeres era menor que elde los hombres y LeVay sospechaba que alguna diferencia de este tipo podía aparecer también en los homosexuales. Al final del trabajo, con datos en la mano, el volumen de esa pequeñísima zona del cerebro de los homosexuales era significativamente menor que el de sus congéneres que siempre se sintieron atraídos por mujeres, comprobando su hipótesis.LeVay (citado en Werner) abrió las puertas de una dimensión desconocida sobre el estudio de la homosexualidad, lo que nos lleva a pensar que ésta es una característica con la cual algunos sujetos nacen, y no se hace durante el desarrollo psicoevolutivo.
Otra evidencia de que la homosexualidad sea de origen genético, son las investigaciones de Richard Pillard y James Weinrich, dos especialistas de la Universidad de Boston, quienes vienen observando el árbol genealógico de los homosexuales desde 1985 y han probado que el 57% de los hermanos gemelos idénticos de un homosexual es, asimismo, homosexual.
La probabilidad disminuye al 24% cuando el hermano no es gemelo idéntico y, al 13%, si la relación se limita a un hermano adoptado.Estas conclusiones llevaron a Dean Hammer -científico del Instituto Nacional del Cáncer en EEUU- a intentar descubrir la existencia de los genes responsables de la homosexualidad. Hammer cree que en alguna zona del cromosoma X -heredado de la madre- puede haber un locus que determine la inclinación sexual de los varones.Al parecer, en el brazo largo del cromosoma X (una zona conocida por Xq28) existe un marcador idéntico compartido por un elevado porcentaje de hermanos que son homosexuales, que es, por otra parte, sólo compartido por la madre y no por el padre o los hermanos heterosexuales.
Con independencia de cuál sea el mecanismo responsable de la orientación sexual de un individuo en particular, los científicos han comenzado a plantearse la posibilidad de que el comportamiento homosexual sea un producto del proceso evolutivo explicable en términos de “valor adaptativo”, planteado en la teoría evolutiva de Darwin. A fin de cuentas, el fenotipo humano, como el de cualquier otra especie animal, está integrado por diversas pautas de comportamiento que tienden a maximizar el éxito reproductivo individual. Sin embargo, si aceptamos que la selección natural actúa sobre las poblaciones humanas, ¿cómo podemos explicar la aparición y el mantenimiento de comportamientos homosexuales que, al menos en apariencia, no contribuyen a la reproducción de los individuos que los exhiben? Son varias las hipótesis que se han propuesto para tratar de resolver este interesante dilema. Algunos autores han creído encontrar el valor adaptativo del comportamiento homosexual dentro de un contexto de selección por parentesco. Otros hablan de genes “gay” que sólo se expresan en condiciones de heterocigosis y que confieren ciertas ventajas que mejoran los resultados reproductivos de los individuos portadores. Se ha llegado incluso a plantear la posibilidad de que el comportamiento homosexual sea una forma de preparación para las cópulas heterosexuales y la competición espermática. ¿Cómo es esto posible? La respuesta puede parecer muy sencilla. Algunos rasgos característicos de los homosexuales, como la ternura, sensibilidad, entre otros, puede ser de enorme valor para la atracción sexual, fenómeno de enorme importancia reproductiva – mucho más atractivo, postulan Wallace y Werner, que conductas violentistas que pueden ocasionar la muerte prematura del macho potencialmente padre. Así, la homosexualidad sería una anomalía de valor adaptativo, puesto que en su forma pura, el macho amoroso, es efectivamente exitosa reproductivamente. Esto, desde luego, no transforma a la homosexualidad en una aberración, sino en un efecto colateral inofensivo de una técnica reproductiva de enorme fuerza adaptativa, y por tanto, de gran valor evolutivo.
Por otra parte, investigaciones en bonobós, nuestro parientes primates más cercanos, indican que la homosexualidad podría servir como herramienta social, en considerando que estos primates presentan evidencias de homosexualidad funcional como método de creación de estatus. Aquéllos con mayor estatus pueden tener tanto machos como hembras, y en situaciones de conflicto, un macho puede ofrecerse sexualmente como método de pacificación; en otra posibilidad, los bonobós homosexuales se revelan como una gran ayuda para las madres bonobós, participando activamente en la crianza de los jóvenes. Esto, para mostrar que la homosexualidad bien pudiera ser una conducta social evolutiva, sea que aún perdure como característica funcional o afuncional (Kirkpatrick, 2000).
A pesar de la diversidad de hipótesis propuestas, de momento todavía carecemos de un marco teórico adecuado que permita una interpretación satisfactoria de la existencia del comportamiento homosexual. No debe extrañar, por tanto, que la cuestión de su valor adaptativo siga siendo objeto de debate. Una de las ideas más interesantes surgidas en los últimos años en relación a este debate toma como punto de referencia la función que desempeña el comportamiento homosexual en las sociedades humanas. La hipótesis básica sobre la que descansa esta idea es que la sexualidad humana puede tener otros propósitos aparte de los puramente reproductivos.
De hecho, una hipótesis plantea que la homosexualidad es una forma de mantener el “control poblacional, refiriéndose a mantener las tasas de natalidad en un nivel estable”, esto explicaría la alza que se a tenido de la homosexualidad en los últimos tiempos, ya que, según esta hipótesis, esto se debe al aumento de la esperanza de vida y los avances de la medicina, lo que provocan una alza generalizada de la población, es aquí donde la homosexualidad juega el papel de mantener el nivel poblacional, puesto que entre parejas homosexuales no se pueden engendrar descendencia.
En el artículo publicado en 1995 por el antropólogo Paul L. Vasey, de la Universidad de Montreal (Canadá), se plantea la hipótesis es el papel social reservado a la sexualidad, el mayor apoyo a esta hipótesis proviene de la propia extensión que alcanza el comportamiento homosexual entre los primates no humanos, donde los machos realizan actos homosexuales, en señal de poder social. En datos procedentes de informes científicos y comunicaciones personales de diversos primatólogos, se demuestra que por lo menos 33 especies de primates, sin contar a la especie humana, exhiben comportamientos homosexuales (Guillén Salazar, n.d. 2006).
Según la evidencia reunida por Vasey sugiere que el comportamiento homosexual de los primates refleja más una faceta normal de su repertorio sexual que una respuesta anormal frente a las condiciones de cautividad, lo que nos lleva a pensar que la homosexualidad en estos primates es algo normal y aceptado.
Sobre la homosexualidad en sí, si bien se desconoce su origen, los estudios revelan que tiene una base biológica importante. Sin embargo, esto no quiere decir que sea una conducta determinada genéticamente, sino que son varios los factores que influyen, como la cognición y el ambiente (influencia sociocultural). Desde esta perspectiva, la homosexualidad se explicaría en función de un modelo multidimensional, en el que la herencia genética sería la base, mas no con un fin determinista, sino que como propensión a originar la eventual aparición de la conducta, si es que surgen los factores que la susciten.

¿Qué hace que una persona sea homosexual?

¿Qué determina nuestra orientación sexual?¿La constitución genética, factores psicológicos asociados a la infancia o la estructura del cerebro? Los descubrimientos científicos recientes señalan que la homosexualidad se debe fundamentalmente a causas biológicas. Demás está decir que este tema ha sido siempre objeto de controversias. Están los que piensan que la orientación sexual es una decisión personal. Otros sostienen que es el resultado de influencias ambientales o traumas infantiles. Los defensores del movimiento gay mantienen que sus causas son genéticas esperando así promover la aceptación de este grupo. Para la mayoría de los científicos la orientación sexual está tan determinada como el hecho de tener ojos azules o ser de contextura delgada.
El periodista Jon Stewart, parte del equipo del programa All in the Mind dirigido por Natasha Mitchell, realizó recientemente una entrevista a 3 investigadores reconocidos por sus contribuciones en esta área: Richard Lippa, Simon LeVay y Sven Bocklandt. En este primer artículo transcribo la conversación que tuvo Stewart con Richard Lippa, profesor de psicología en California State University en Fullerton (CSUF). Son conocidos sus estudios sobre el “orden fraternal de nacimiento”. Actualmente está investigando la relación que existe entre los remolinos de la cabeza en hombres, el ser derecho o zurdo y la orientación sexual. En las próximas entradas postearé las entrevistas a Simon LeVay y Sven Bocklandt.

Richard Lippa: La gente siempre pregunta qué es lo que hace que una persona sea homosexual pero creo que la pregunta realmente es qué es lo que determina nuestra orientación sexual. Desde esta perspectiva esta investigación es tanto acerca de la heterosexualidad como acerca de la homosexualidad. Es como el Ying y el Yang de la misma pregunta. Comprender qué hace que una persona homosexual sea homosexual es también comprender qué hace que una persona heterosexual sea heterosexual. Sabemos que la supervivencia de las especies, la reproducción de la especie humana depende de la atracción sexual y por ello esta pregunta acerca de la orientación sexual es muy importante, ¿qué es lo que hace que nos atraigan las personas que nos atraen? Así que pienso que es un poco limitante el hablar de las causas de la homosexualidad. De lo que se trata realmente es de la orientación sexual en su sentido más amplio.
Me encuentro aquí en el Gay Pride en Long Beach California porque estoy haciendo un estudio sobre los remolinos en la cabeza. Los remolinos en la cabeza pueden ir en dos direcciones: o en sentido de las agujas del reloj o en sentido contrario. Esto puede sonar extraño pero en realidad existen algunas investigaciones que sugieren que los homosexuales tienen mayor probabilidad de tener remolinos – en sentido contrario a las agujas del reloj – que los hombres heterosexuales. En la investigación que estoy realizando actualmente se toma una foto digital de la parte de atrás de la cabeza de los hombres y se les solicita que llenen un cuestionario. Hemos hecho esto con un gran número de estudiantes de la universidad. Es por ello que me encuentro aquí en el Gay Pride Festival para ampliar esta muestra.
Jon Stewart: ¿Qué tipo de preguntas incluye el cuestionario?
Richard Lippa: Hay varios tipos de preguntas. Una de las preguntas tiene que ver con los hermanos y hermanas mayores que tiene la persona. Cuántos hermanos o hermanas biológicas mayores tiene y cuántos hermanos o hermanas menores. Hay un fenómeno de años recientes que está muy bien documentado que se denomina el “efecto del orden fraternal de nacimiento” según el cual el mayor número de hermanos mayores que un hombre tiene – y esto solo se aplica a hombres – mayor es la probabilidad de que sea homosexual. Esto tiene una explicación biológica. La teoría dice que cuando una madre lleva consigo un feto varón puede haber una reacción inmunológica de su cuerpo en contra de los factores masculinos en el feto y eso podría afectar el desarrollo de los siguientes fetos varones.
También se les pregunta si son zurdos o derechos. Tenemos buenas evidencias en este momento de que los hombres homosexuales y las mujeres lesbianas son en promedio más zurdos que derechos y esto es también biológico aunque no entendemos muy bien las razones de este fenómeno. Si bien el ser zurdo o derecho es en parte aprendido pensamos que es fundamentalmente un rasgo biológico. Lo interesante aquí es que se ha determinado que en los hombres el ser zurdo está asociado al remolino de la cabeza y a la orientación sexual. Existe algo biológico que une estos 3 rasgos.
El cuestionario también indaga acerca de las preferencias ocupacionales. ¿Qué tipo de trabajo te gustaría hacer y qué tipo de trabajos no? ¿Hay en efecto más homosexuales que quieren ser peluqueros y decoradores que ingenieros y trabajadores de la construcción? ¿Qué tan interesado estaría usted en ser ingeniero eléctrico, un profesor de primaria, un florista o un chofer de camión? Los estudios han mostrado que en promedio los hombres están más interesados en ser ingenieros, en promedio las mujeres están más interesadas en ser profesoras de primaria y floristas. Los hombres homosexuales son más femeninos en su preferencias ocupacionales, las lesbianas son más masculinas comparadas con los heterosexuales del mismo sexo. Estamos viendo así diferentes rasgos físicos y psicológicos que pueden estar relacionados con la orientación sexual.
Jon Stewart: ¿No lleva esto de las preferencias ocupacionales a estereotipar a la gente?
Richard Lippa: Trato de ser muy cuidadoso con mis palabras, siempre utilizo frases como “en promedio”. “En promedio” los hombres homosexuales son en cierta manera más femeninos. Eso no significa que “todos” los homosexuales sean así, hay algunos hombres homosexuales que son muy masculinos, que quieren ser ingenieros y jugadores de fútbol y pilotear aviones pero en promedio los hombres homosexuales tienen intereses más femeninos y por supuesto parte del objetivo de la investigación científica es el de encontrar qué tan marcadas son estas diferencias y cómo pueden estar relacionadas a las diferencias entre hombres y mujeres. Es precisamente aquí que entra el argumento biológico en el sentido en que algunas veces existe un paralelismo extraño entre las diferencias entre homosexuales y heterosexuales y las diferencias entre hombres y mujeres que indica que estos factores tienen que estar relacionados de alguna manera.

martes, 4 de agosto de 2009

François Marie Arouet

Si Dios no existiera, sería necesario inventarlo.

Hay alguien tan inteligente que aprende de la experiencia de los demás.

Todo les sale bien a las personas de cáracter dulce y alegre.

Una de las supersticiones del ser humano es creer que la virginidad es una virtud.

Cambia de placeres, pero no cambies de amigos.

Una colección de pensamientos debe ser una farmacia donde se encuentra remedio a todos los males.

La idiotez es una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás.

Yo, como don Quijote, me invento pasiones para ejercitarme.

Aquel que es demasiado pequeño tiene un orgullo grande.

Lo que llamamos casualidad no es ni puede ser sino la causa ignorada de un efecto desconocido.

El verdadero valor consiste en saber sufrir.

No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo.

El secreto de aburrir a la gente consiste en decirlo todo.

Suerte es lo que sucede cuando la preparación y la oportunidad se encuentran y fusionan.

Una palabra mal colocada estropea el más bello pensamiento.

La escritura es la pintura de la voz.

En el desprecio de la ambición se encuentra uno de los principios esenciales de la felicidad sobre la tierra.

Claro que el café es un veneno lento; hace cuarenta años que lo bebo.

Trabajemos sin razonar, es el único medio de hacer la vida soportable.

La superstición es a la religión lo que la astrología es a la astronomía, la hija loca de una madre cuerda.

La parte más filosófica de las historia es hacer conocer las tonterías cometidas por los hombres.

La religión mal entendida es una fiebre que puede terminar en delirio.

La democracia sólo parece adecuada para un país muy pequeño.

Los celos cuando son furiosos, producen más crímenes que el interés y la ambición.

Conviene siempre esforzarse más en ser interesante que exacto; porque el espectador lo perdona todo menos el sopor.

El deseo de agradar es al espíritu lo que el adorno a la belleza.

El hombre actual ha nacido o bien para vivir entre las convulsiones de la inquietud, o bien en el letargo del aburrimiento.


VOLTAIRE

sábado, 1 de agosto de 2009

Eugenio Espejo

Liberi esto felicitatem et gloriam consecuto y al otro lado Salva Cruce
(Al amparo de la Cruz sed libres. Conseguid la felicidad y la gloria)
Eugenio Espejo

viernes, 31 de julio de 2009

DESORIENTACIÓN SOBRE CUESTIONES SEXUALES (Opus Dei)

Por G.L. Recibido el 23-7-2003
He leído en mails de los últimos tiempos la poca orientación o más bien la desorientación que en la obra se nos ha dado sobre cuestiones sexuales. Y digo desorientación porque con el paso del tiempo he podido comprobar los "conflictos" que se crean en personas sanas y que quieren vivir su sexualidad con naturalidad.Recuerdo una convivencia a la que asistí junto con otras numerarias que nos dedicaríamos a la formación de supernumerarias.
En ese entonces yo estaba en el centro de estudios. Se nos habló de varios temas: cómo llevar las charlas y orientar a mujeres casadas. Pobres señoras que estarían en manos de numerarias que apenas teníamos 22 años!!!! Recuerdo que llegó el momento de tratar el tema de la sexualidad y se nos explicó que leeríamos unos documentos internos que nos aclararían "criterios" para esta formación. Se nos advirtió que por "la delicadeza del tema" no haríamos comentarios y que si algo quedaba sin comprender, lo consultáramos después en forma personal con nuestra directora. La mayoría de las explicaciones estaban en latín.
Yo había estudiado esta lengua en el colegio y también el la facultad, por lo que muchas frases me resultaban claras pero otras no tanto. La verdad es que no sé qué habrán comprendido las demás, porque el nivel de latín que estudiábamos dentro, sólo alcanzaba para entender las oraciones que rezábamos habitualmente (y esto para quienes tenían intención de comprender). Obviamente no pregunté nada, ni en ese momento ni después. Siempre me pareció exagerada la anécdota de Escrivá tirando la llave del piso que le habían facilitado para que se escondiera durante la guerra. Todo porque había allí una empleada joven. Nunca comprendí por qué se lo daba como ejemplo de pureza. Más bien lo contrario: cómo un sacerdote tan plantado como él se iba a "lanzar" sobre una empleada porque estuvieran a solas?. ¿Dónde estaba la voluntad que en grado heróico decía vivir? Recuerdo también haberme encontrado después de varios años de salir, con algunas chicas que habían estudiado en colegios de la Obra.
Les llevó años poder vivir con naturalidad muestras de afecto con sus novios. Todo lo vivían con mucha culpa. Un capítulo aparte era el uso de trajes de baño. En una oportunidad asistía a un curso anual (este tema merecería un capítulo aparte) que no tenía piscina, por lo tanto concurríamos a una playa para bañarnos en el mar. Se nos explicó que iríamos a algún lugar alejado para no coincidir con mucha gente (¡cristianos corrientes en medio del mundo!...) Debíamos usar algo encima para no exponer el cuerpo a la vista de las demás (obviamente, no cuando entrábamos al agua). Imagino el espectáculo que debíamos dar un grupo de personas jóvenes y otras no tanto, con una suerte de túnicas al mejor estilo griego. Una de esas veces coincidimos (oh, casualidad) con otro grupo de jóvenes (todos ellos numerarios, según advertimos después) que estaban en el mismo plan que nosotros.
Ellos tuvieron que levantar campamento porque había llegado la sección femenina. También nos sugirieron que nos agrupáramos de a pocas para no llamar la atención. Y vaya si la llamábamos todas sentaditas, leyendo algún libro (debieron pensar que eramos las asociadas de alguna biblioteca itinerante). El respeto por el cuerpo se entendía de un modo muy particular. Había que mortificarlo, ocultarlo y si era posible quitarle todo atractivo. Con el paso del tiempo fui notando que comíamos alimentos que engordaban mucho y eso se traslucía en nuestro aspecto. Mujeres que habían entrado a la obra con muy buen aspecto, adquirían un aire de "matronas romanas". Claro está que el paseo semanal y la excursión mensual no bastaban para que el físico se ejercitara lo adecuado. Siempre estaba el recurso de encontrar alguna amiga con la que hacer apostolado y salir a jugar un poco de tennis, porque tampoco recuerdo haber ido a patinar o esquiar (demasiada frivolidad). Capítulo aparte merecen los cortes de pelo. Nadie iba a una peluquería para cortarselo. Era una falta de pobreza. En el centro de estudios había una de nosotras que había adquirido bastante destreza con las tijeras y cada tanto "abría su peluquería El Rulo Loco" y varias pasaban por allí.
También había otras que se animaban con las cabezas de las demás. Una vez, una quedó en un estado tan lamentable, que su madre supernumeraria la mandó de inmediato a su peluquera para que le arreglara semejante desastre. Se le permitió dado la situación de su madre, de otro modo hubiera tenido que esperar a que le creciera la cabellera. También había quien ejercía de peinadora oficial. Algunas de las que estaban en el centro de estudios (en cargos directivos) pasaban a peinar a otras de la asesoría regional, que no eran muy diestras en manejar su propria cabeza (¿sería una señal y una no supo verlo en su momento?).